APORTE LITERARIO DE VIVIANA PALEVSKY,

10.01.2014 23:28

Queridos Lectores:

 

Quiero compartir con Ustedes que me viene acompañando a lo largo de mis entregas, 

un texto de mi autoria, 

que fue seleccionado en un concurso en España.

 

 

Me llevarás contigo

Cada vez que el sol se asoma por el este  y una nueva  hoja le salía a mi vecino de enfrente el volvía

—   ¿Cómo estás hoy?

—   Bien y tu

—   Triste — me dijo

—   ¿Por qué?

—   Ella se fue, y yo no quería

—   ¿Por qué no la detuviste?

—   Porque no me dejó

—   ¿Insististe?

—   ¡Claro hombre!

—   A veces las cosas son así

—   ¿Así como?

—   Son como otro quiere

—   ¿Y tu como sabes?

—   Solo mírame,  fiel a la losa, estoico. ¿Crees que alguien me pregutó si quería estar aquí, o en otra plaza?

—   No, lo sé

—   Pues no, solo pusieron un bloque sobre otro, y luego otro, hasta darme forma

—   Una buena forma donde descansar —me dijo y se recostó tan largo era sobre mi

—   Si una buena forma para ti, ¿Alguien tuvo en cuenta si quería tener esta forma?

—   No lo sé

—   ¿Alguien me preguntó lo que quería ser? ¿Si quería ser un escalón, un banco, un cordón o un cantero?

—   No lo se

—   No. Nadie,  nadie pregunta nada, solo hacen como tú estás haciendo ahora

—   ¿Yo?, ¿Y  que hecho yo de ti?, tu ya eres un banco

—   Tu haz hecho de mi un refugio

—   No, no eres mi refugio

—   ¿Y que soy yo para ti entonces? Si soy donde descansan tus angustias, y quien escucha tus dolencias

—   Tu solo  eres un banco, donde estoy….meditando

—   Meditando que ella se fue

—   Si, sin tener la mas mínima cuenta que al hacerlo me ha dejado vacío

—   ¿Vacío?

—   Si

—   ¿Vacío de que?

—   De amor

—   Pero… ¿No sientes amor tú por ella?

—   Si

—   ¿Entonces?

—   Entonces ¿que? Me ha dejado sin amor

—   No, te ha dejado lleno de amor,

—   Pero me siento vacío

—   Lo que sientes no es vacío sino la falta de él, de ese vacío necesario donde poner el amor

—   Y tú  ¿Dónde pones tu amor?

No dijo nada por unos instantes, se sentó mirando el horizonte

—   Y tu  ¿Dónde pones el amor— volvió a decir

—   Yo no ubico el amor, lo siento simplemente. El amor para mi, es eso que hace que cada persona elija sentarse sobre mi, que la paloma que apoya sus patas me recorra con sus pasos, que la hoja que vuela me acaricie a su pasar.

No dijo más nada, y como impulsado por una fuerza extraña, se levanto y se fue

Pasaron casi tres semanas hasta que volvió.

 Lo sé porque el cuidador del parque viene una vez por semana a sacar las hojas secas de las plantas,  y vino tres veces antes que el regresara

 

Volvió a recostarse con los brazos tras su cabeza, los pies sobre sobre mi, flexionando las rodillas.

—   Intenté seguir tu consejo

—   ¿Consejo?

—   Si,  ese de no poner el amor en nadie

—   ¿Y lo has logrado?

—   No, no pude, tu eres de piedra por eso puedes hacerlo, porque no sientes, ni amor, ni odio, ni calor ni frío, no sientes nada, eres solo cemento

—   Un cemento al que vuelves

—   Porque me resultas cómodo

—   Vienes a mi porque me quieres

—    ¿Quererte? ¿A ti? ¿A un trozo de piedra?

—   Ve a otro entonces

—   Lo haré,  ¿Te crees importante?

—   Tú me crees importante

—   Engreído

—   Victimizado

—   Soberbio

—   Débil

—   ¿Débil? ¿Débil yo?

—   Ja, ja, si tú

—   ¿Qué buscas? ¿Quieres ver como me voy de ti y no vuelvo más?

—   Si, quiero verlo

—   Pues te lo buscaste

Se levantó, parado mirando directamente a mi centro dijo:

—   Son las catorce treinta y siete del dieciocho del noviembre, prometo no volver  verte, no venir más a estar contigo, porque hay miles como tu, y tu no sientes nada por mi, y yo no siento nada por ti

Se fue por segunda vez.

 

El ruido del martillo neumático era ensordecedor, habían cavado mi base del lado derecho casi por completo, a punto de soltarse

—   ¡Paren!, ¡Paren!, ¡Paren! —gritó

Los obreros de vialidad detuvieron el repiqueteo de la máquina, el cartel de obra en la plaza decía: “Parquización completa,  nuevos caminos, repavimentación de espacios y cambio de bancos. Presupuesto integrado por el Gobierno de la Nación”

Se acercó, y volvió a acostarse como entonces, mi base ya no era tan sólida, y su cuerpo se bamboleaba sobre mi superficie.

—   Mentí, mentí no hay miles como tu, no hay ninguno como tu

—   Si los hay

—   No, porque en ti tengo recuerdos

—   Los recuerdos no están en mi

—   ¿Y donde sino?

—   Dentro de ti, llévalos donde vayas, y allí estaremos tu, nuevamente recostado en mí, y yo, escuchándote

Volví a sentir el martillo neumático, y como mi base, se desprendía definitivamente de la losa de ese parque.

 

                                                                                                    Viviana Palevsky

                                                                                        vepalevsky@hotmail.com